El día antes de Pascua de 2010, Keely, de 8 años, perdió el equilibrio mientras estaba en un remonte y cayó aproximadamente 30 pies. Sufrió lesiones internas que pusieron en peligro su vida. Durante su tratamiento y cirugías, Keely recibió 30 unidades de sangre donadas por donantes de LifeStream. Ella no se amarga ni se compadece de sí misma después del accidente. En cambio, se preguntó en voz alta: “Tal vez esto sucedió para poder ayudar a otros”. A partir de ese momento, hizo precisamente eso. Junto con sus padres y hermanos, ayudó a organizar campañas de donación de sangre, habló con grupos sobre las bondades de la donación y agradeció a los donantes de sangre en cada oportunidad.
“Gracias por salvarme la vida”, fue su mensaje sencillo y sentido.
Y poco después de cumplir 15 años (2.422 días después de su accidente que puso en peligro su vida), Keely agradeció a los donantes de sangre de LifeStream de la mejor manera que sabía: uniéndose a un equipo que salvó vidas y donando sangre por primera vez.